Opern

www.elboomeran.com, 04. Mai 2014
... La precisión y vigor de la orquesta del Real es otro legado de Mortier. Durante sus cuatro años, no nombró director titular, sino que hizo rotar a sus favoritos, y entre ellos destaca la batuta de este complejo mosaico orquestal y vocal, Hartmut Haenchen. La orquesta se disolvía en los pianissimos, refulgía y machacaba en los fortes, bailaba con las intoxicantes melodías de esta gran ópera.
Roberto Herrscher
Opernwelt, 01. Mai 2014
Hartmut Haenchen, der umjubelte Dirigent des Amsterdamer «Ring des Nibelungen», sollte im Graben des Teatro Real für einen authentischen Wagner Sorge tragen – und hatte dafür sicher ­einige Aufbauarbeit im Orchester zu leisten. Das Ergebnis war ... überzeugend. Haenchen deckt nicht hero­isch zu, fächert den Klang transparent auf, begleitet sorgsam die Solisten und den fantastischen (!) Opernchor. ...
Michael Struck-Schloen
www.classissima.com, 23. April 2014
El principal artífice: Hartmut Haenchen al frente de la orquesta del Teatro Real, haciéndola sonar a las mil maravillas, recreándose en los momentos más líricos y rotunda pero sin estridencias en los más potentes. Una gozada. El coro, tan importante en esta ópera, estuvo también a una grandísima altura, sobre todo el masculino, demostrando que no hace falta gritar para cantar en forte.
Y finalmente el reparto también cumplió. Era teóricamente el segundo reparto, con la Elsa del primero. Y yo creo que salimos beneficiados en casi todos los roles.
Ea.
www.concertclassic.com, 23. April 2014
Fort heureusement le plaisir procuré par la direction pleine de fougue d'Hartmut Haenchen rattrape notre agacement. Chef « à l'ancienne », le maestro allemand connaît son Wagner sur le bout des doigts et tire le meilleur d'un Orchestre du Teatro Real très concerné, qui répond à ses sollicitations avec une constante vivacité et un lyrisme assumé. -
Francois Lesueur
http://operitas.blogspot.com.es, 23. April 2014
Hasta la noche de ayer no había disfrutado yo plenamente del Lohengrin wagneriano. Sí, me divertí mucho con la puesta en escena de Konwitschny para el Liceo en el año 2000, pero lo que es musicalmente hablando, siempre me había resultado, pese a momentos bellísimos, una ópera larga y árida.
Pues anoche la disfruté como un enano, mira tú. Y es que la conjunción de intérpretes, coro y orquesta estuvo tan acertada que acabó siendo una velada operística realmente emocionante.
El principal artífice: Hartmut Haenchen al frente de la orquesta del Teatro Real, haciéndola sonar a las mil maravillas, recreándose en los momentos más líricos y rotunda pero sin estridencias en los más potentes. Una gozada.
El coro, tan importante en esta ópera, estuvo también a una grandísima altura, sobre todo el masculino, demostrando que no hace falta gritar para cantar en forte. ...
Ea.
http://querevientenlosartistas.wordpress.com, 23. April 2014
...y ejecutó magníficamente la dirección musical: Hartmut Haenchen.
Adolfo Simón
www.noticiasdenavarra.com, 22. April 2014
... Éxito total e indiscutible de la orquesta titular del teatro, bajo una dirección reposada, frondosa, transparente también, y muy brillante en el encaje de las fanfarrias colocadas en el escenario y las bañeras del teatro, de Haenchen, sin duda un wagneriano de gran escuela, que llevó las dinámicas desde matices pianísimo surgidos de la nada, hasta plenitudes sonoras que, sin embargo, respetaban siempre a los cantantes. No menos aclamado fue el coro: sólido, muy bien empastado, sobre todo en los messofortes y pianos, y algo menos pulido en el fuerte agudo.
Felices Pascuas.
http://aliciaperris.blogspot.com.es, 21. April 2014
Se aplaudió sobre todo la dirección orquestal no sólo al final sino- algo poco habitual- también al término de cada acto y se agradeció el esfuerzo de todo el equipo que hizo posible otro Wagner en la temporada 2013-2014, que se abre para Joan Matabosch como nuevo responsable de la dirección artística.
Alicia Perris
www.canarias7.es, 19. April 2014
Con y sobre estos mimbres vocales, Hartmut Haenchen, director sólido y conocedor, aplicado y medido, construyó una narración dramático-musical muy entonada, lógica de tempi y de expresión, debidamente regulada y fluida, con cuidado hacia la línea vocal.
Alberto Artiles
www.clasicaytuits.com, 16. April 2014
Al frente del Coro Titular del Teatro Real (integrado en esta ocasión por casi un centenar de miembros) y la Orquesta Sinfónica de Madrid estuvo Hartmut Haenchen, el veterano maestro germano que volvía por tercera vez al foso madrileño (tras dos títulos rusos, otra de sus especialidades: “Boris Godunov” y “Lady Macbeth de Mtsensk”), probando en esta ocasión su categoría en este repertorio, al que otorgó gran transparencia de líneas y vigor teatral.
Rafa Banùs
http://seenandheard-international.com, 14. April 2014
Lohengrin returned to Teatro Real after nine years of absence, and it has really been a tribute to Gerard Mortier. The overall result was positive, with an excellent musical version and a new stage production that is more traditional than usual lately in this house, but a somewhat irregular cast.
Over the years I’ve been lucky enough to attend excellent performances of Lohengrin under exceptional conductors, and what we got in this respect from Hartmut Haenchen could be among the best I have experienced. His reading was brilliant, intense and inspired, and always supportive of the singers. There was tension and good rhythm, and his reading was among the fastest in recent years. In fact, it was a little quicker than Andris Nelsons’s in Bayreuth and almost fourteen minutes shorter than what Sebastian Weigle offered at Liceu during the visit of Bayreuth to Barcelona last season. The following day we had Walter Althammer, who had been Mr. Haenchen’s assistant during rehearsals, in the pit. Mr. Althammer followed the path of Mr. Haenchen, with slightly lower tempi, in an overall sound reading.
There’s no question that Gerard Mortier has left an important musical legacy at Teatro Real, namely the dramatic improvement in both orchestra and chorus. If any further evidence were needed, this Lohengrin can be considered as definitive: it was a magnificent performance from the orchestra, and it would be difficult to improve upon what the chorus offered. ...
José Mª. Irurzun
http://vlaamswagnergenootschap, 13. April 2014
Hartmut Haenchen had 92 zangers en 123 muzikanten ter beschikking en toonde zich bijzonder tevreden over koor en orkest. Veel meer dan 3 uur had hij niet nodig om zijn manschappen met vlotte tempi door de partituur te loodsen. Ook dynamisch wist hij te boeien met erg luide orchestrale fortes en met spannende orchestrale kleuren in de stillere passages van de Fis-klein-wereld van Ortrud. De fanfares liet hij effectvol vanuit de zijloges opereren. ...
Jos Hermans
Giornale della musica, 12. April 2014
... E in un certo senso questo allestimento sembra sancire una sorta di riconciliazione postuma con quella parte del pubblico che lo aveva duramente avversato: numerosi i consensi e ripetute le chiamate, anche per l'ottima direzione musicale di Haenchen. ....Coro robusto e vigoroso, cast vocale di vaglia ben condotto da una direzione musicale precisa ed estremamente fluida, assai curata nelle scelte timbriche e dinamiche.
Fabio Zannoni
www.notodo.com, 10. April 2014
.. Hartmut Haenchen dirige la orquesta y está recibiendo halagos por todas partes. Escuchar una música de tamaño magnitud (el adjetivo wagneriano existe por algo) en un decorado así es una experiencia tremenda (dejando aliens aparte). El caso es que este impresionante Lohengrin, telúrico y mítico, consigue trasladarnos con su canto del cisne (y en cierto modo el de Mortier) a su universo cavernoso, poético y fantástico. "¡El cisne! ¡Mirad cómo se acerca de nuevo...!"
Miguel Gabaldón
www.madtime.net, 09. April 2014
La precisión del romanticismo más amargo
Sin duda, la labor del director de orquesta Harmut Haenchen es de sobresaliente, con una batuta firme, demostrando su significativa experiencia y trasladando al público a un momento dramático de gran vigorosidad. También es digno de mención el Coro Titular del Teatro Real, compuesto por 92 cantantes que impresionan con su presencia y gran labor interpretativa. ...
Demasiado tiempo ha pasado sin que la capital pudiera disfrutar de esta magnífica ópera de Wagner en la que se fusiona mitología y romance a viva voz. Una producción de incuestionable calidad que rinde un perfecto homenaje a Gerard Mortier.
Sonia Dueñas
El Mundo, 08. April 2014
El oro de Lohengrin

El público del Teatro Real no acostumbra a ponerse de pie. O lo hace en realidad para levantarse y marcharse, así es que el maestro Harmut Haenchen tiene razones para sentirse agasajado en las funciones de "Lohengrin" organizadas en Madrid.

Se alzaron muchos espectadores de sus butacas en el trance de los saludos, viniéndose a reconocer su criterio musical como mediador de la ópera wagneriana y como responsable de una versión sensible y corpulenta a la vez.
No es sencilla esta ópera, fundamentalmente porque existe la tentación de sobreactuar o de amanerarse. Más aún cuando el verdadero prodigio wagneriano radica en manifestar desde la oscuridad del foso el misterio de la emancipación del sonido.
Es una interesante teoría del maestro Christian Thielemann, según la cual y según el cual Wagner consigue en "Lohengrin" que nos arrobemos con la experiencia musical sin reparar el modo técnico o funcional en que se produce realmente el sonido.
Se entiende así la importancia que reviste la creación de una atmósfera, de un hábitat, amalgamándose los instrumentos, pero diferenciándolos también, más aún asumiendo que Wagner los utiliza para definir a sus personajes. Los metales predisponen al rey tanto como las maderas y las cuerdas graves "ambientan" a la pareja maléfica de Ortrud y Telramund, mientras que los violines se multiplican par envolver a Lohengrin.

Se ocupó de llevarlo a escena Michael König y lo hizo con refinamiento, fraseo elegante y autoridad en los agudos. Fue el suyo un Lohengrin más lírico que heroico. Y, por la misma razón, más expuesto al contraste con la voracidad vocal de Dolora Zajick, cuya personalidad y credibilidad subordinan los criterios metrosexuales con que la ópera contemporánea confunden los teatros con las pasarelas.

Impresiona la cantante americana y resalta aún más su envergadura vocal respecto a la Elsa pusilánime y distinguida de Anne Schwanewilms, depositaria de unas ovaciones resonaron tanto como las que se mereció el coro en una velada musicalmente imponente.
Musicalmente imponente y escénicamente discutible...
Ruben Amon
www.elartedelafuga.com, 07. April 2014
... Otra cosa es la música, servida, ésta sí, en grado de excelencia tanto desde el foso como desde las tablas. Pocas veces puede uno asistir a un contraste tan acusado entre la general grisura (en sentido literal y figurado) de la escena y la brillantez máxima de la respuesta musical. Hartmut Haenchen hace maravillas con la Orquesta Sinfónica de Madrid, de la que extrae un sonido vibrante, compacto, refulgente, poderoso en los metales y mórbido en las cuerdas, con una sobresaliente planificación y una ejecución a la altura, y no exagero, de los mejores fosos del mundo.
...La gran homogeneidad, dentro de la altísima calidad global, de las prestaciones musicales obraron el milagro y, pese a que la escena no entusiasmó a casi nadie, la velada terminó en clima de euforia, con especial reconocimiento para el soberbio trabajo de Haenchen. Una excelente oportunidad para cerrar los ojos y dejarse arrastrar por la bellísima y más que elocuente música de Wagner, que, bien servida, se basta por sí sola.
Martin Lasalle
LA RAZÓN, 05. April 2014
UN “LOHENGRIN” JUSTAMENTE VITOREADO

Gerard Mortier se ha apuntado, ‘post mortem’ uno de sus (pocos) grandes éxitos en el Teatro Real, con este “Lohengrin” el que el coliseo ha cuajado una gran representación wagneriana, cercana en lo musical a los títulos –sobre todo “Tristán”- presentados en su día por Barenboim y la Staatsoper berlinesa o al “Parsifal” del recordado García Navarro. Hemos citado a dos directores, y fundamental, decisivo en este triunfo ha sido el germano Hartmut Haenchen (Dresde, 1943), un extraordinario maestro, gran intérprete de Mahler y notorio director de ópera, que, sin embargo, en sus visitas previas, con “Boris Godunov” y “Lady Maccbeth de Mtsensk”, no había obtenido la repercusión deseable a su trabajo. Haenchen, también excelente musicólogo y escritor, ya anotaba en el programa de mano (¡ay, dónde quedaron los otrora modélicos libro-programas del Real!) unas inteligentes reflexiones y observaciones sobre compositor, personaje y partitura, que luego ha trasladado con maestría, sapiencia, ejemplar control y caluroso fraseo a la orquesta, una Sinfónica de Madrid, entregada, visceral, de sonoridad fresca y fulgente, que obtuvo de la mano de su director uno de sus mayores triunfos recientes: ¡qué diferencia tan salvaje entre Haenchen y los Cambreling, Pérez, Piolet, y en parte Currentzis, que tanto han torturado y masacrado al conjunto sinfónico de referencia! Al nivel de la orquesta, sitúese al coro Intermezzo, con fabulosa actuación de conjunto. ...

Se vivió, con toda justicia, una jornada de éxito, ya anticipada al inicio del Acto II con la salida al foso de Haenchen, saludada con “bravos” y ovación de gala. ¡Qué raro se había vuelto todo esto en Teatro Real!
José Luis Pérez de Arteaga
El norte de castilla, 05. April 2014
Un cuento entre lo fantástico y lo histórico, según manifiesta el profesor vallisoletano Enrique Gavilán en el programa de mano. Un cuento que termina mal, lleno de belleza musical y dramática, pero que significa la destrucción de Elsa y la soledad de Lohengrin. La versión del Teatro Real recupera el romanticismo de la obra. Con una escenografía atractiva, una especie de cueva totémica con dos estatuas en las paredes y una serie de oquedades y ventanales desde los que surgen personajes y luces, resulta una puesta en escena clásica, buscando siempre la situación de los intérpretes en el espacio. Los coros se adelantan muchas veces al proscenio como signo de exaltación mientras que las trompetas suenan en palcos y en escena. Todo resulta, sino muy nuevo, coherente con la elección del montaje. Es importante la labor de la orquesta, dirigida por un buen conocedor que le ha sacado mucho partido en una concepción espectacular buscando los contrastes entre la musicalidad excelsa y la épica. Un buen tanto para conjunto y maestro. Brillantes los coros, con una fuerte sonoridad, más cerca de la brillantez que de la poesía, pero demostrando una gran calidad. ... Bravos y aplausos sin ningún signo de disconformidad.
Fernando Herrero
El Huffington Post, 05. April 2014
Sobre el escenario, Lohengrin, la última ópera romántica de Richard Wagner. En las butacas, un público entusiasta que recibió con vítores el estreno y ovacionó a su director musical, el muy germano Hartmut Haenchen, incluso antes de que empezase el último acto. ...

LA MAGIA DE LA ORQUESTA

Un puntero se enciende en el foso al comienzo de la representación. Mientras el público apuraba sus últimos cuchicheos, el director musical ya estaba allí, moviendo una batuta con un puntero luminoso en medio de una sala completamente a oscuras. No hubo ni saludos ni aplausos previos para un comienzo íntimo que fue in crescendo de la mano de una orquesta de 123 músicos y un coro de 92. Haenchen dirigió a los músicos del foso, pero también a las trompetas del escenario o los músicos fuera de él. El órgano, que envolvió la sala, hizo que el sonido llegara al espectador casi por cualquier sitio.
Todo esto sin que el director alemán se inmutase lo más mínimo, o sudase pese al esfuerzo intelectual y físico que supone dirigir una representación así durante 3 horas y 45 minutos. La orquesta funcionó como un reloj y consiguió desplegar una gran paleta de sonidos que se fundieron con un reparto muy efectivo.
Daniel Basteiro
El cisne del subsuelo, 04. April 2014
Pero los espectadores que se asomen a la cueva, acostumbrados a lo inhóspito de la excursión, saldrán con la impresión de que han asistido a la ópera romántica en tres actos de Richard Wagner, gracias a la competencia de gran parte de sus artífices. El director musical, Hartmut Haenchen, logra de una orquesta segura y en plena madurez una lectura vigorosa y paladeada, pendiente de lo que la música propone en cada momento, sin preocuparse demasiado por opinar sobre los conflictos vagorosos que acucian a unas figuras no siempre de carne y hueso. El coro, dirigido por Andrés Máspero, se entrega tan pletórico como bien templado, demostrando que los supuestos enigmas de sus frecuentes intervenciones se solventan a base de estilo y musicalidad.
ABC, 04. April 2014
... Merece la pena, fijarse en el prodigioso preludio del primer acto, música digna de un iluminado que ya, en 1850, estaba inventando el futuro, y que el maestro Hartmut Haenchen aborda con un sonido de cierta obviedad, presente. Basta escuchar como los instrumentos se superponen en progresión a la búsqueda del momento culminante, antes que fusionarse en una creciente textura que ya, desde el arranque, cabría imaginar más sutil, compacta y con una afinación más precisa por parte de la cuerda (si bien esto último no deja de ser un hecho coyuntural sucedido ayer).
En resumen, toda una declaración de principios, más aún, una intención expresiva digna de un director que a partir de ahí mantiene el pulso de la obra con autoridad, acompañando con finura, animando a la orquesta a que saque mucho bueno, pero renunciando a ese punto de misterio, que es tan fácil desear.
... Y. por supuesto al Coro del Teatro Real, actor fundamental en «Lohengrin» para satisfacción de un público que anoche acabó reconociendo la calidad y cantidad de la que hace gala en muchas de sus intervenciones. El quid de este «Lohengrin», directo, inmediato y popular. Alberto González Lapuente
El Mundo, 04. April 2014
...Lohengrin es el primer estreno de la época post-Mortier, tras el fallecimiento del que fuese director artístico del Teatro Real el pasado 9 de marzo. Aunque sin llegar al furor que despertó el anterior estreno wagneriano, el Tristán e Isolda de Peter Sellars y Bill Viola, en el coliseo madrileño (los claros en la sala dejaban ver que no se vendió todo el papel), el montaje cosechó el aplauso general. Más concretamente, el público del estreno apreció el trabajo del coro y del director musical, Hartmut Haenchen, que fue vitoreado antes de comenzar el tercer acto, para mayor regocijo del alemán.
...Un contexto que el propio Haenchen resume así en el texto del programa: «Con Lohengrin, Wagner se situó en la cima de la creación poética, en la que estaba en situación de relacionar los mitos con la vida real. Para Wagner, es éste el material más triste de todas sus obras, que esbozó, como narra Cósima en sus diarios, en la ‘estrechez y miseria’ de la casa de campo de Graupa, junto a Dresde».
Darío Prieto
El Imparcial, 04. April 2014
El 'Lohengrin de Mortier' conquistó al público del Real

...Así, la dirección actoral y la musical logran una coincidencia ideal, que es, en definitiva, la compleja esencia que demuestra que una obra se encuentra sustentada en unos pilares tremendamente sólidos. Y bien trabajados. Cada expresión, cada movimiento o detalle están cuidados al milímetro para que coincidan con su texto correspondiente, con las notas que lo acompañan. Unas notas que, por otra parte, han hecho que fuera la Orquesta Titular del Teatro Real, dirigida por el maestro alemán Haenchen, la que anoche se llevará los aplausos y las aclamaciones de bravo más entusiastas de un público que se había entregado a la calidad
de la producción desde el principio. Porque esos primeros minutos ya anunciaban el grado de elegante y mesurado efectismo que iba a estar presente en la obra. La oscuridad más absoluta - iluminada tan solo por el puntero de la batuta de Haenchen y dos sutiles proyecciones sobre los palcos laterales desvelando que, en el foso, la música no sonaba por arte de magia - protagonizaba el inicio de la representación. El bello preludio del primer acto iba avanzando, mientras “volvía” la luz y se levantaba el telón – últimamente tan poco utilizado –, para descubrir una escena ocupada íntegramente por la oscura y rugosa escultura del
escenógrafo y escultor alemán Alexander Polzin. ...
Alica Huerta
Guía Cultural, 04. April 2014
Gran producción de la inmortal ópera de Wagner en el Teatro Real

La interpretación de la partitura wagneriana por parte de la orquesta titular a las órdenes de Hartmut Haenchen fue la gran triunfadora de la noche y el firme sostén de la producción, pues siempre, siempre, en la ópera debe mandar la música. Haenchen estuvo brillante en el podio, potente y contenido, minucioso en los momentos líricos y arrollador en los desbordamientos telúricos de un coro de 92 cantantes y una orquesta de 123 músicos que hicieron retumbar el Teatro real en momentos sobrehumanos. Pocas veces esta orquesta ha sido tan especialmente aplaudida. Y nuestro Haenchen, que en el Real ya había destacado dirigiendo Lady Macbeth de Mtsensk y Boris Godunov, que no es un especialista wagneriano, fue siendo miuy aplaudido en sus sucesivas salidas y entradas al foso hasta terminar ovacionado tras la definitiva caída del telón. ...
José Catalán
www.La información.com, 04. April 2014
La estremecedora producción póstuma de Mortier, "Lohengrin", rinde al Real

Seguir las indicaciones de Wagner "al máximo" era la consigna que Gerard Mortier dio a Hartmut Haenchen para el montaje de "Lohengrin" que ha estrenado el Real, que ha honrado su memoria con una función estremecedora que ha arrancado no solo bravos y aplausos sino mucha emoción al auditorio.
Deutschlandfunk, 04. April 2014
... Wie einst Richard Wagner begibt sich auch der Madrider "Lohengrin" auf die Suche nach dem Kunstwerk der Zukunft. Hartmut Haenchen am Pult geht es recht zügig und sehr frisch an. Ähnlich wie Wolfgang Sawallisch 1962 in Bayreuth braucht Haenchen insgesamt nur rund drei Stunden und zehn Minuten. Alles fließt, ist moderat temperiert, farbenreich, vor allem in den leisen Passagen. Haenchen verzichtet hier auf alle Fiebrigkeit und jedes Transzendenztremolo. Zugleich dreht er das Forte immer wieder kräftig auf und setzt auf ein Fortissimo noch mal ein f drauf, was dann aber zu grob und zu sehr auf Überwältigung aus ist und zu seiner sonst so subtilen und gelassenen Haltung gar nicht passen will.
Christoph Schmitz
El País, 04. April 2014
...El gran triunfador de la noche fue, desde mi punto de vista, el director de orquesta. O la orquesta en su totalidad, si se prefiere. Tras un comienzo algo titubeante, Haenchen cogió el pulsó a la situación y planteó una versión muy coherente, con sentido dramático y riqueza tímbrica. Al comparecer después del segundo intervalo fue aclamado con “bravos”, algo insólito en las funciones de estreno en el Real. A un nivel más plano el sobrevalorado coro del Real. El exceso de volumen dejó en segundo plano la matización, sobre todo en los pasajes más heroicos. No se puede decir que no canten y actúen bien, pero la ópera no es únicamente exhibición de poderío. En ese sentido, llamémosle sutil, las mujeres estuvieron más en su sitio. El reparto vocal fue bastante homogéneo con un cuarteto de cantantes equilibrado. Las aportaciones de Ventris, Naglestad, Polaski y Mayer, contribuyeron, con sus más y sus menos, a dar empaque a la representación. En el minúsculo programa de mano, para gloria de los diferentes comités de apoyo y patrocinadores, hay en esta ocasión un sugerente texto de Enrique Gavilán, uno de los grandes conocedores y analistas de Wagner en nuestro país. El buen nivel artístico, en líneas generales, de las representaciones de Lohengrin facilita además el rápido olvido del precipitado y paupérrimo “homenaje” a Mortier el pasado miércoles en el Real. Como mínimo, podían haber hecho algo más imaginativo, más a la altura intelectual y artística de la persona recordada.
Juan Ángel Vela del Campo