Opern

El norte de castilla, 05. April 2014
Un cuento entre lo fantástico y lo histórico, según manifiesta el profesor vallisoletano Enrique Gavilán en el programa de mano. Un cuento que termina mal, lleno de belleza musical y dramática, pero que significa la destrucción de Elsa y la soledad de Lohengrin. La versión del Teatro Real recupera el romanticismo de la obra. Con una escenografía atractiva, una especie de cueva totémica con dos estatuas en las paredes y una serie de oquedades y ventanales desde los que surgen personajes y luces, resulta una puesta en escena clásica, buscando siempre la situación de los intérpretes en el espacio. Los coros se adelantan muchas veces al proscenio como signo de exaltación mientras que las trompetas suenan en palcos y en escena. Todo resulta, sino muy nuevo, coherente con la elección del montaje. Es importante la labor de la orquesta, dirigida por un buen conocedor que le ha sacado mucho partido en una concepción espectacular buscando los contrastes entre la musicalidad excelsa y la épica. Un buen tanto para conjunto y maestro. Brillantes los coros, con una fuerte sonoridad, más cerca de la brillantez que de la poesía, pero demostrando una gran calidad. ... Bravos y aplausos sin ningún signo de disconformidad.
Fernando Herrero