www.elartedelafuga.com, 07. April 2014
... Otra cosa es la música, servida, ésta sí, en grado de excelencia tanto desde el foso como desde las tablas. Pocas veces puede uno asistir a un contraste tan acusado entre la general grisura (en sentido literal y figurado) de la escena y la brillantez máxima de la respuesta musical. Hartmut Haenchen hace maravillas con la Orquesta Sinfónica de Madrid, de la que extrae un sonido vibrante, compacto, refulgente, poderoso en los metales y mórbido en las cuerdas, con una sobresaliente planificación y una ejecución a la altura, y no exagero, de los mejores fosos del mundo.
...La gran homogeneidad, dentro de la altísima calidad global, de las prestaciones musicales obraron el milagro y, pese a que la escena no entusiasmó a casi nadie, la velada terminó en clima de euforia, con especial reconocimiento para el soberbio trabajo de Haenchen. Una excelente oportunidad para cerrar los ojos y dejarse arrastrar por la bellísima y más que elocuente música de Wagner, que, bien servida, se basta por sí sola.
Martin Lasalle